Para que el huevo alternativo salga por fin del cascarón, va a haber que apoyar a los criadores en una transición que no está exenta de consecuencias sobre los costes de producción: menor densidad de aves, más terrenos exteriores, mayor esfuerzo de vigilancia, más huevos perdidos o rotos, etc.
Los costes de la transición hacia el aire libre
La mejora del bienestar animal, preconizada tanto por la directiva europea de enero de 2012 como por la demanda de los consumidores repercute en los productores. Para adaptar las jaulas de crianza convencionales (ahora prohibidas) a las nuevas normas, los productores tuvieron que invertir en lo siguiente:
- Jaulas de 750 cm² (frente a los 550 cm² anteriores a la directiva);
- Nidos, aseladeros y camas de paja, para satisfacer las necesidades de comportamiento de las gallinas; y
- Una mayor vigilancia sanitaria.
En la actualidad, los criadores deben acomodarse al hecho de que el consumidor está renunciando a los huevos de código 3, e invertir más para hacer una transición a una crianza alternativa. A continuación, les presentamos una comparativa entre la crianza en jaula y al aire libre:
Crianza en jaula (código 3) | Crianza al aire libre (código 1) |
13,3 gallinas / m2 | 9 gallinas / m2 |
Sin terreno exterior | Un terreno de 4 m2 / gallina |
Sin acceso al exterior | Acceso al exterior |
Mortalidad: 3% | Mortalidad: Entre un 6 y un 7% (depredadores y aguas sucias) |
Vigilancia estándar | Vigilancia incrementada |
Recogida cómoda de los huevos | Más huevos perdidos o rotos |
Muchos productores invirtieron en masa para adecuarse a la directiva europea, y ahora tienen que devolver los préstamos de larga duración que solicitaron, lo que complica aún más la transición.
Consumidores y distribuidores comprometidos
Un 94% de los franceses aprueba la iniciativa «Contrat Sociétal d’Avenir» (Contrato Social de Futuro) adoptada por los profesionales del huevo, y que pretende que para 2022 un mínimo de un 50% de las gallinas ponedoras se críen gracias a métodos alternativos. Al menos, esto es lo que se desprende de la encuesta realizada en marzo de 2017 por el Instituto CSA para el Comité Nacional francés de Promoción del Huevo (CNPO).
Cada vez más distribuidoras (Pomona, Brake y Sodexo) se comprometen al respecto. Cadenas como Monoprix (Francia), Coop (Italia) y Sainsbury’s (Reino Unido) también han decidido excluir de sus marcas los huevos de gallinas criadas en jaulas. Aunque esta dinámica es positiva, se considera «abrupta» por el CNPO, que explica lo siguiente: «Últimamente, aun a riesgo de crear rupturas en los comercios, y con el pretexto de una creciente presión social, las cadenas de distribución han multiplicado los anuncios de retirada definitiva de los huevos de gallinas criadas en jaulas acondicionadas […], sin tener en consideración ni las limitaciones de tiempo, ni los problemas técnicos, ni menos aún el impacto económico de este proyecto de enorme envergadura para los criadores». Por todos estos motivos, d’aucy se ha concedido para cambiar al «todo alternativo».
En el suelo, las gallinas pueden expresar su comportamiento natural.
La consideración del bienestar animal influye directamente sobre la calidad de los productos. Al contrario de lo que ocurre en una jaula, en el suelo las gallinas pueden expresar varios comportamientos naturales propios de la especie: revolotear, darse baños de polvo, encaramarse a un aseladero para dormir, poner sus huevos «en privado», etc. Gracias a estos huevos, los restauradores pueden nivelar su oferta al renunciar a los de código 3, y ofrecer a sus comensales alimentos procedentes de granjas respetuosas con el bienestar animal y el medio ambiente.
Cocotine se adapta a las exigencias de sus clientes ayudando a sus granjeros a dejar de utilizar huevos de gallinas enjauladas.